La Farsa de la ''Gripe Española''

Vacunaciones masivas y medicación tóxica fueron los auténticos detonantes de la mal llamada ''Gripe Española'' de 1918, desmintiendo así la versión oficial del mortífero virus contagioso --virus cuya transmisibilidad demostró ser totalmente inexistente tras experimentar con reclusos en los hospitales. Un valioso testimonio de lo que aconteció en aquel entonces es el de la Dra. Eleanora Mcbean, médico estadounidense que vivió durante la Primera Guerra Mundial:

Yo Fui Testigo Directo de la Epidemia de Influenza en 1918

Eleanora I. Mcbean, 1977

Todos los doctores y gentes que vivieron durante la epidemia de Gripe Española de 1918 nos cuentan que se trató de la enfermedad más terrible que el mundo había presenciado. Hombres fuertes, robustos y enérgicos, yacían muertos al siguiente día. La dolencia tenía todas las características de la peste negra, añadiendo además las de fiebre tifoidea, difteria, neumonía, viruela, parálisis, y todas aquellas afecciones contra las cuales la gente se había vacunado inmediatamente después de la Primera Guerra Mundial. Prácticamente toda la población había sido ''inseminada'' mediante inyecciones --sueros tóxicos--  contra una docena o más de enfermedades [de 14 a 25 vacunas entre los soldados estadounidenses]. Cuando todas esas dolencias creadas por los doctores comenzaron a irrumpir simultáneamente, ocurrió la tragedia.

La pandemia se alargó hasta dos años, manteniéndose viva a base de añadir fármacos tóxicos, los cuales fueron suministrados por los doctores que trataban de suprimir los síntomas. Según pude averiguar, la gripe afectó exclusivamente a los vacunados. Aquellos que habían rechazado las inyecciones eludieron la gripe. Mi familia rechazó todas esas vacunas, por lo que siempre permanecimos sanos. Habíamos aprendido de las enseñanzas de Graham, Trail, Tilden y otros, quienes instruían que las personas no pueden contaminar su cuerpo con venenos sin que esto les afecte.

Cuando la gripe se encontraba en su punto álgido, se cerraron todas las tiendas, escuelas y negocios --incluso el propio hospital, puesto que los doctores y las enfermeras se habían vacunado y padecían la gripe. No había nadie en las calles. Era como un pueblo fantasma. Al parecer, éramos la única familia que no había contraído la gripe, así que mis padres fueron de casa en casa haciendo lo que estaba en sus manos para cuidar de los enfermos, ya que en aquel entonces era imposible encontrar un doctor.

Si los gérmenes, bacterias, virus, o bacilos eran capaces de causar enfermedad, entonces gozaron de una oportunidad magnífica para atacar a mis padres cuando éstos se encontraban en las habitaciones de los afectados durante gran parte del día. Sin embargo, ni cogieron la gripe, ni trajeron ningún tipo de germen al volver a casa que pudiera atacarnos, siendo nosotros todavía niños. Ningún miembro de nuestra familia tuvo la gripe, ni siquiera un resfriado, a pesar de encontrarnos en pleno invierno y con una gruesa capa de nieve cubriendo la tierra.

Cuando veo a la gente encogerse porque alguien de su alrededor estornuda o tose, me pregunto cuánto tiempo les costará comprender de que no pueden cogerlo --sea lo que sea. La única forma de contraer una enfermedad es desarrollándola ellos mismos, mediante alimentación inadecuada, beber, fumar, o realizar cualquier tipo de actividad que cause envenenamiento interno y atenúe la vitalidad. Todas las afecciones son evitables y la mayoría pueden curarse con métodos apropiados, métodos que los doctores médicos desconocen y que también ignoran algunos doctores reacios a los fármacos.

Se dice que la epidemia de gripe en 1918 mató a 20 millones de personas en todo el mundo, pero en realidad, fueron los mismos doctores que provocaron esas muertes con sus crueles tratamientos y letales fármacos. Es una dura acusación, no obstante cierta, a juzgar por el éxito de los doctores que rehusaron utilizar fármacos en comparación con los que no.

Mientras que los médicos en los hospitales estaban perdiendo un 33% de casos por gripe, los hospitales ajenos a la medicina [industrial] tales como Battle Creek, Kellogg y Macfadden's Health-Restorium, conseguían casi un 100% de éxito en la recuperación mediante agua curativa, baños, enemas, ayunos y otros métodos simples de sanación, seguidos de dietas cuidadosamente elaboradas y alimentos naturales. Uno de esos sanadores no perdió a un solo paciente en ocho años.

Si los doctores médicos hubieran estado a la altura de los doctores naturópatas, no se hubieran producido esas 20 millones de muertes debidas al tratamiento médico.

Había siete veces más enfermedades entre los soldados vacunados que entre los civiles no vacunados, siendo esas enfermedades las mismas contra las que se habían vacunado en un principio. En 1912, un soldado que había regresado del otro lado del océano me comentó que los hospitales militares estaban rebosando de casos de parálisis infantil [polio], y se preguntó por qué hombres plenamente adultos padecían una dolencia que afectaba a los niños. Actualmente, sabemos que la parálisis es un efecto adverso provocado por el veneno de las vacunas. Aquellos que se encontraban en nuestra tierra no estaban afectados por tal parálisis, ni la sufrieron hasta después de la campaña de vacunación en 1918.

Capítulo completo: http://whale.to/vaccine/sf1.html

Experimentos con Reclusos en Boston y San Francisco para Determinar el Contagio de ''Gripe Española'' 1918-1919: https://luderon.blogspot.com/2020/09/experimentos-realizados-en-boston-y-san.html

Descripción Original de los Experimentos [1918- 1919]: https://zenodo.org/record/1505669#.X2sLChAzbIU

1918: Ni Gripe, ni Española: https://bittube.tv/post/e909537c-48a3-4d20-a725-a9c52b580d5e


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