Los Test PCR para COVID-19 no Tienen Ningún Sentido Científico

Los Test PCR para COVID-19 no Tienen Ningún Sentido Científico

A pesar de que el mundo entero toma como referencia el test RT-PCR para "diagnosticar" infección por SARS-CoV-2, la ciencia es contundente: no ha sido diseñado para tal propósito.

Torsten Engelbrecht y Konstantin Demeter

Jun 27, 2020

1. El Infundado Mantra "Test, Test, Test, ..."

2. Ausencia de un Modelo de Referencia Válido (Gold Standard)

3. No Existe Ninguna Prueba de que el ARN Sea de Origen Viral

4. Resultados Irracionales en los Test

5. ¿Dónde Está la Evidencia de que los Test Pueden Medir la "Carga Viral"?

6. Los Altos Valores de CT Invalidan aún más los Test

Alrededor del mundo, las cuarentenas y medidas higiénicas están siendo justificadas en base al número de casos e índices de mortalidad, es decir, estadísticas resultantes de los erróneamente llamados test RT-PCR para SARS-CoV-2, utilizados para identificar pacientes "positivos", siendo "positivo" el equivalente a estar "infectado".

Sin embargo, al examinar detenidamente la realidad, concluimos que dichos test PCR son inútiles como herramienta de diagnóstico para determinar una presunta infección causada por un supuesto nuevo virus llamado SARS-CoV-2.

1. El Infundado Mantra "Test, Test, Test, ..."

El 16 de marzo de 2020, en una rueda de prensa sobre COVID-19, el Director General de la OMS, Dr Tedros Adhanom Ghebreyesus declaraba:


"Tenemos un mensaje conciso para todas las naciones: test, test, test".


El mensaje fue difundido en numerosos titulares alrededor del mundo, como por ejemplo en Reuters o la BBC.


Todavía por el 3 de mayo, el moderador de la revista Heute --una de las revistas informativas más importantes de la televisión alemana-- amonestaba con el mismo mantra a su audiencia, convertido ya en corona dogma: "Test, test, test. Este es el credo del momento, y es la única forma real de mesurar cuánto se está expandiendo el coronavirus".


Estas declaraciones reflejan una creencia ciega en la validez del test PCR, la cual es tan intensa que ya se ha convertido en una religión que no admite contradicción alguna. No obstante, es bien sabido que las religiones se fundamentan en la fe, y no en hechos científicos. Tal y como señala Walter Lipmann, dos veces ganador del Pulitzer y quizá uno de los periodistas más influyentes del siglo XX: "Cuando todos piensan igual, es que ninguno está pensando".


Así que para empezar, resulta verdaderamente destacable que el propio Kary Mullis, inventor de la Reacción en Cadena de la Polimerasa (PCR), no pensara como los demás. Su invención le permitió ganar el premio Nobel de química en 1993.


Por desgracia, Kary Mullis falleció el año pasado a la edad de 74 años, pero sin lugar a dudas el bioquímico consideró la técnica PCR como inapropiada para detectar una infección viral. La razón es que dicha técnica se concibió como instrumento de replicación, capaz de reproducir secuencias de ADN miles de millones de veces, y no como una herramienta de diagnóstico para detectar virus.


El declarar pandemias virales basadas en test PCR puede acarrear resultados nefastos, tal y como analizó Gina Kolata en su artículo para el New York Times (2007) titulado: "Fe en un Rápido Test Conduce a Epidemia Inexistente".


2. Ausencia de un Modelo de Referencia Válido (Gold Standard)


Por otra parte, conviene mencionar que los test PCR utilizados para identificar presuntos pacientes de COVID-19, supuestamente infectados con SARS-CoV-2, carecen de un modelo de referencia válido para que puedan ser contrastados. Y aquí nos encontramos con un elemento crucial. Los test necesitan ser evaluados para poder determinar su precisión --concretamente su "sensibilidad" y "especificidad" -- comparándolos con una referencia estándar, es decir, con el método más preciso que exista.


A modo de ejemplo, para un test de embarazo, el patrón de referencia válido sería el propio embarazo. Sin embargo, al preguntarle en ABC TV qué grado de precisión tienen los test COVID-19, la especialista australiana en enfermedades infecciosas Sanjaya Senanayake respondió:


"Si dispusiéramos de un nuevo test para detectar la bacteria estafilococo dorado en sangre, podríamos contrastar los resultados con cultivos sanguíneos, los cuales han sido nuestro punto de referencia durante décadas. Lamentablemente, no disponemos de tal referencia para la COVID-19".


Jessica C. Watson, de la Universidad de Bristol, lo corrobora. En su artículo "Interpretando el resultado de un test COVID-19", publicado recientemente en la British Medical Journal, asevera que "no existe un modelo de referencia para los test COVID-19".


Sin embargo, en vez de clasificar los test como inservibles para detectar el SARS-CoV-2 y diagnosticar la COVID-19, o por otra parte señalar que solamente el virus, evidenciado a través de su aislamiento y purificación, puede ser considerado el auténtico estándar de referencia, Watson asevera que "pragmáticamente" el mismo diagnóstico de COVID-19, incluyendo el propio test PCR, "sería la mejor referencia disponible". No obstante, tales afirmaciones carecen de rigor científico.


El simple hecho de considerar el test PCR como parte del patrón de referencia no sólo es francamente absurdo, sino que además no existen síntomas específicos de COVID-19, tal y como nos señaló Thomas Löscher, antiguo jefe del Departamento de Infección y Medicina Tropical de la Universidad de Munich y miembro de la Asociación Federal de Internistas Alemanes.


Así pues, si no existen síntomas específicos y distintivos de COVID-19, el diagnóstico mediante PCR --contrariamente a las afirmaciones de Watson-- no puede considerarse referencia válida y rigurosa. Igualmente, conviene añadir que los "expertos" como Watson omiten el hecho de que el único e inequívoco método de referencia para demostrar la existencia del virus es el aislamiento [purificación] de éste.


Esa fue la razón por la cual preguntamos a Watson por qué [según ella] el diagnóstico de COVID-19 "sería la mejor referencia disponible", si es sabido que no existen síntomas específicos y distintivos de COVID-19. También le preguntamos si no debía ser el propio virus, es decir, su aislamiento, el mejor método de referencia disponible/posible. Lamentablemente, todavía no ha contestado a nuestras preguntas, a pesar de habérselas enviado varias veces, como tampoco ha respondido todavía a nuestra rápida respuesta posteada en uno de sus artículos, donde le recalcamos exactamente los mismos puntos, escribiéndonos únicamente el 2 de junio: "Trataré de responder más adelante esta semana, cuando tenga la oportunidad".


3. No Existe Ninguna Prueba de que el ARN Sea de Origen Viral


Entonces surge la pregunta: ¿Qué se requiere en primer lugar para obtener el aislamiento del virus? Necesitamos saber de dónde procede el ARN mediante el cual se calibran los test PCR.


Según los libros de texto (e.g., White/Fenner. Medical Virology, 1986, p. 9) y los virólogos de renombre como Luc Montagnier o Dominic Dwyer, la purificación de partículas [separar un elemento de cualquier otra cosa que no sea ese mismo elemento, como por ejemplo cuando la ganadora del premio Nobel Marie Curie purificó 100 mg de cloruro de radio en 1898 al conseguir extraerlos de enormes cantidades de Uraninita] es un requisito esencial para demostrar la existencia de un virus, probando de ese modo que el ARN de la partícula en cuestión proviene de este nuevo virus.


El motivo de todo esto es que la PCR es extremadamente sensible, lo cual quiere decir que puede detectar cantidades ínfimas de ADN o ARN, pero no puede determinar las partículas de procedencia. Tal operación debe realizarse de antemano.


Debido a que los test PCR son calibrados para detectar secuencias genéticas (en este caso secuencias de ARN, puesto que el SARS-CoV-2 es considerado un virus de ARN), debemos asegurarnos de que estos fragmentos genéticos formen parte del virus en cuestión. Y para obtener ese conocimiento, debemos ejecutar de forma precisa el correcto aislamiento y purificación del presunto virus.


Así pues, hemos preguntado a los equipos científicos que redactaron los estudios más relevantes en relación al aislamiento del SARS-CoV-2 si las fotografías con microscopio electrónico [micrografías electrónicas] tomadas en sus experimentos in vitro mostraban realmente virus purificados.


Por desgracia, ningún equipo fue capaz de responder a esta pregunta con un "sí" --y ninguno dijo que la purificación era un paso necesario. Sólo obtuvimos respuestas del tipo "No, no tomamos micrografías electrónicas que mostraran el grado de purificación".


Preguntamos a varios autores de los estudios lo siguiente: "¿Muestran tus micrografías electrónicas el virus purificado?" Nos ofrecieron las siguientes respuestas:


Estudio 1: Leo L. M. Poon; Malik Peiris. "Surgimiento de un Nuevo Coronavirus que Amenaza la Salud Humana" Nature Medicine, Marzo 2020
Autor Solicitado: Malik Peiris
Fecha: 12 Mayo 2020
Respuesta: "En la imagen tomada encontramos el virus brotando de una célula infectada. No es un virus purificado".

Estudio 2: Myung-Guk Han et al. "Identificación de Coronavirus Aislado en un Paciente en Korea del Sur con COVID-19", Osong Public Health and Research Perspectives, Febrero 2020

Autor Solicitado: Myung-Guk Han
Fecha: 06 Mayo 2020
Respuesta: "No pudimos medir el grado de purificación porque no realizamos dicho procedimiento ni concentramos el virus cultivado en las células".

Estudio 3: Wan Beom Park et al. "Aislamiento del Virus Proveniente del Primer Paciente con SARS-CoV-2 en Korea", Revista de Ciencia Médica de Korea, 24 Febreo 2020

Autor Solicitado: Wan Beom Park
Fecha: 19 Marzo 2020
Respuesta: "No obtuvimos una micrografía electrónica mostrando el grado de purificación".

Estudio 4: Na Zhu et al., "Un Nuevo Coronavirus en Pacientes con Neumonía en China", 2019, New England Journal of Medicine,

Fecha: 20 Febrero 2020
Autor Solicitado: Wenjie Tan
Respuesta: [Mostramos] una imagen de partículas virales sedimentadas, no purificadas".

Con respecto a los estudios mencionados, resulta evidente que lo que se muestra en las micrografías electrónicas (MEs) es el resultado final del experimento, lo cual quiere decir que no existen otros resultados de donde hubieran podido tomar MEs.

Esto implica que, si los autores de estos estudios reconocen que sus MEs publicadas no muestran partículas purificadas, entonces no pueden haber obtenido de ninguna manera partículas purificadas consideradas virales. En este contexto, debemos destacar que algunos investigadores usan el término "aislamiento" en sus informes, pero los procedimientos descritos no representan un proceso de aislamiento (purificación) adecuado. En consecuencia, el término aislamiento ha sido adulterado.


Concretando, los autores de los cuatro principales estudios a principios de 2020 en donde se alega el descubrimiento de un nuevo coronavirus reconocen que no disponen de prueba alguna para aseverar que el origen del genoma es realmente viral y no de partículas similares a virus o desechos celulares, puros o impuros, u otra partícula de cualquier otro tipo.


También contactamos con Dr. Charles Calisher, experimentado virólogo. En 2001, Science publicó un "alegato apasionado [...] a las generaciones más jóvenes" de varios virólogos veteranos, entre ellos Calisher, advirtiendo de que:


"[los métodos modernos de detección de virus tales como] la lustrosa Reacción en Cadena de la Polimerasa (PCR) [...] nos dicen muy poco o directamente nada acerca de cómo se multiplica un virus, que animales son portadores, [o] cómo hacen enfermar a la gente. Es como tratar de averiguar si alguien tiene una respiración dificultosa examinando su huella dactilar".


Este fue el motivo por el cual preguntamos a Dr. Calisher si realmente conoce algún estudio en donde el SARS-CoV-2 haya sido aislado y purificado. Su respuesta:


"No conozco tal publicación, a pesar de haber estado escudriñando periódicamente".


Esto implica no poder concluir que las secuencias genéticas de ARN, las cuales los científicos tomaron de los tejidos de muestra preparados para las mencionadas pruebas in vitro y de donde los test PCR fueron finalmente "calibrados", pertenecen a un virus específico --en este caso el SARS-CoV-2. Es más, no existe prueba científica para demostrar que esas secuencias de ARN son el agente causante de lo que se denomina COVID-19.


Para establecer una conexión de causalidad, además del aislamiento y purificación del virus, debería haber sido absolutamente necesario llevar a cabo un experimento que cumpla con los cuatro postulados de Koch. Pero no se ha realizado dicho experimento, tal y como Amory Devereux y Rosemary Frei señalaron en OffGuardian.


La necesidad de cumplir con estos postulados respecto al SARS-CoV-2 se evidencia por los múltiples intentos llevados a cabo. No obstante, incluso los investigadores que afirman haberlos cumplido, en realidad no han tenido éxito.


Un ejemplo sería el estudio publicado en Nature el 7 de mayo. Esta prueba, aparte de realizar ciertos procedimientos que invalidan el experimento, no cumplió con ninguno de los postulados.


Por ejemplo, el ratón de laboratorio supuestamente "infectado" no mostró ningún síntoma clínico relevante atribuible a una neumonía, lo cual según el tercer postulado debería haber sucedido si aceptamos el hecho de que un peligroso y potencialmente mortífero virus fue el causante. El fino pelaje y la pérdida de peso en estos animales son elementos totalmente descartables, no sólo porque podrían haber sido causados por el mismo proceso, sino también porque el peso volvió de nuevo a la normalidad.


Aparte, no murió ningún animal, a excepción de aquellos que mataron para realizar las autopsias. No lo olvidemos: Estos experimentos deberían haberse realizado antes de desarrollar el test, pero no es el caso.


Resulta aún más revelador que ninguno de los representantes alemanes líderes de la teoría oficial sobre el SARS-CoV-2/COVID-19 --el Instituto Robert Koch (RKI), Alexander S. Kekulé (Universidad de Halle), Hartmut Hengel, y Ralf Bartenschlager (Sociedad Alemana de Virología), el anteriormente mencionado Thomas Löscher, Ulrich Dirnagl (Charité Berlin) o Georg Bornkamm (virólogo y profesor emérito en el Helmholtz-Zentrum Munich)-- pudieron responder a las siguientes preguntas que les envié:

"Si las partículas que se consideran SARS-CoV-2 no han sido purificadas, ¿cómo podéis estar seguros de que las secuencias genéticas de ARN de esas partículas pertenecen específicamente a un nuevo virus?"

"En concreto, existen estudios en donde se demuestra que sustancias tales como los antibióticos, los cuales son añadidos a los tubos de ensayo en los experimentos in vitro para la detección de virus, pueden 'estresar' el cultivo celular de tal manera que se forman nuevas secuencias géneticas previamente indetectables --un aspecto que ya fue señalado en una conferencia en 1983 por el premio Nobel Barbara McClintock".

No deberíamos pasar por alto nuestro contacto con Charité --el empleador de Cristian Drosten, el virólogo alemán más influyente respecto a la COVID-19, asesor del gobierno alemán y codesarrollador del primer test PCR "aceptado" (que no válido!) por la OMS en todo el mundo-- para responder algunas preguntas sobre el tema.

Pero no recibimos ninguna respuesta hasta el 18 de junio de 2020, tras meses de silencio. Finalmente, la conseguimos únicamente con la ayuda del abogado Berlinés Viviane Fischer.

En relación a nuestra pregunta, "¿Se ha cerciorado la misma Charité de que se efectuó la correcta purificación de partículas?", Charité reconoce que no utilizaron partículas purificadas.

Y a pesar de afirmar que "los virólogos en Charité están seguros de experimentar con el virus", en su informe (Corman et al) puntualizan:

"El ARN fue extraído de muestras clínicas con el sistema MagNA Pure 96 (Roche, Penzberg, Alemania) y de cultivos celulares sobrenadantes con el mini kit viral de ARN (QIAGEN, Hilden, Alemania)".

Lo cual quiere decir que asumieron que el ARN era viral.

Por cierto, el estudio Corman, publicado el 23 de enero de 2020, ni siquiera fue revisado adecuadamente, como tampoco fueron controlados los procedimientos efectuados mediante experimentos --a pesar de que es a través de estos dos puntos que un trabajo científico adquiere solidez.

4. Resultados Irracionales en los Test

También es cierto que no se puede determinar el índice de falsos positivos en los test PCR aunque éstos se efectúen masivamente en una población sin virus, puesto que necesitan ser respaldados por un método independiente al test, es decir, un estándar de referencia (gold standard).

Por tanto, no sorprende en absoluto que existan diversos estudios mostrando resultados irracionales en los test.

Por ejemplo, ya en febrero, la autoridad sanitaria de la provincia china Guangdong, informó que la gente que se había recuperado completamente de la enfermedad llamada COVID-19 comenzó a dar "negativo" y posteriormente "positivo".

Un mes más tarde, un estudio publicado en la Revista de Virología Médica mostraba que 29 de los 610 pacientes ingresados en un hospital de Wuhan obtuvieron entre 3 y 6 resultados distintos en los test, variando entre "negativo", "positivo" y "dudoso".

Un tercer ejemplo es un estudio de Singapore en donde se realizaron test casi diariamente en 18 pacientes, la mayoría de ellos alternando de "positivo" a "negativo" para volver a dar "positivo", ocurriendo hasta cinco veces en uno de los pacientes.

Incluso Wang Chen, presidente de la Academia China de Ciencias Médicas, concluyó en febrero que los test PCR "tienen solamente una precisión del 30-50%". Por otro lado, 
el 22 de marzo de 2020, Sin Hang Lee, del Laboratorio para el Diagnóstico Molecular en Milford, envió una carta al equipo coordinador en materia de coronavirus de la OMS y a Anthony Fauci:

"Se ha informado reiteradamente en las redes sociales que los kits RT-PCR [Reacción en Cadena de la Polimerasa con Transcriptasa Inversa] utilizados para detectar ARN de SARS-CoV-2 en humanos están generando multitud de falsos positivos y carecen de la sensibilidad necesaria para detectar algunos positivos reales".

En otras palabras, aunque teóricamente se asuma que estos test PCR pueden realmente detectar una infección viral, continuarían siendo prácticamente inútiles, causando un pánico infundado entre los 
"positivos".

Esto también se evidencia al considerar el Valor Predictivo Positivo (VPP).

EL VPP indica la probabilidad de que una persona con un resultado positivo en el test sea realmente "positivo" (o sea, tiene el supuesto virus), y depende de dos factores: el predominio del virus en la población general, y la especificidad del test, es decir, el porcentaje de gente sin la enfermedad y con un test "negativo" (un test con una especificidad del 95% dará incorrectamente un resultado positivo en 5 de cada 100 personas no infectadas). 

Con la misma especificidad, cuanto más alto sea el predominio, más alto será el VPP.

En este contexto, el 12 de junio de 2020, la revista Deutsches Arzteblatt publicó un artículo en donde el VPP fue calculado con tres escenarios de predominio diferentes.

Por descontado, los resultados deben analizarse de manera sumamente crítica, primeramente porque no es posible calcular la especificidad sin un modelo de referencia riguroso, 
como ya hemos señalado, y segundo porque los cálculos contenidos en el artículo se basan en la especificidad determinada por el estudio de Jessica Watson, el cual no tiene ningún valor, como también hemos mencionado.

En uno de los tres escenarios, aceptando un predominio del 3%, el VPP fue solamente del 30%, lo cual quiere decir que el 70% de la gente con resultado "positivo" no son "positivos" en absoluto. Aún así, "se les recomienda cuarentena", tal y como llega a criticar incluso Ärzteblatt.

En un segundo escenario del artículo, el índice de predominio es establecido en un 20%. En este caso, se genera un VPP del 78%, lo cual quiere decir que un 22% de los "positivos" son falsos "positivos".

Conclusión: Si tomamos los 9 millones de personas alrededor del mundo que actualmente se consideran "positivos" --suponiendo que los "positivos" auténticos realmente tienen una infección viral-- obtendríamos casi 2 millones de falsos "positivos".

Todo esto encaja con el hecho de que los CDC y la FDA, por ejemplo, conciben en sus archivos que los erróneamente llamados "test SARS-CoV-2 RT-PCR" no son adecuados para diagnosticar SARS-CoV-2.

Por ejemplo, en el archivo "Panel para el Diagnóstico de RT-PCR 2019-Novel Coronavirus (2019-nCoV) de los CDC", 30 de marzo, 2020, se afirma:

"La detección de ARN viral no implica la presencia de un virus infeccioso, o que 2019-nCoV es el agente causativo de los síntomas clínicos".

Y:

"Dicho test no puede descartar enfermedades causadas por otras bacterias o virus patógenos".

Y la FDA admite que:

"resultados positivos [...] no excluyen infección bacteriana o infección por otros virus. El agente detectado podría no ser la causa definitiva de la enfermedad".

Sorprendentemente, en los manuales de instrucciones para los test PCR también podemos leer que no están diseñados para el diagnóstico, como por ejemplo en los casos de Altona Diagnostics y Creative Diagnostics.

Por citar uno más, en las indicaciones del producto de LightMix Modular Assays, producido por TIB Molbiol -- los cuales fueron desarrollados usando los protocolos de Corman et al.-- y distribuido por Roche, leemos:

"Estos ensayos no están concebidos para ayudar en el diagnóstico de infección por coronavirus".

Y:

"Únicamente como herramienta de investigación. No usar en procedimientos de diagnóstico".

5. ¿Dónde Está la Evidencia de que los Test Pueden Medir la "Carga Viral"?

Existen también razones para concluir que el test PCR de Roche no puede siquiera detectar genes concretos. Es más, en las descripciones de los test RT-PCR para SARS-CoV-2 se afirma que son test "cualitativos", contrariamente al hecho de que la "q" en "qPCR" quiere decir "quantitative" (cuantitativo). Entonces, si estos test no son "cuantitativos", no pueden mostrar la cantidad de partículas virales en el cuerpo.

Esto es crucial, ya que si queremos comenzar a hablar de una enfermedad real en el mundo real, no en un laboratorio, el paciente necesitaría tener millones y millones de partículas virales replicándose activamente en su organismo.

Esto quiere decir que los CDC, la OMS, la FDA, o el RKI pueden afirmar que los test miden la llamada "carga viral", es decir, cuántas partículas virales hay en nuestro cuerpo. "Sin embargo, esto nunca se ha demostrado. Es un escándalo enorme", tal y como señala el periodista Jon Rappoport.

Esto no se debe simplemente a que el término "carga viral" es engañoso. Si uno pregunta "¿qué es la carga viral?" en una cena con amigos, la gente piensa en una cantidad determinada de virus circulando por el torrente sanguíneo. Se sorprenden cuando descubren que en realidad se trata de moléculas de ARN.

Además, para demostrar sin ningún tipo de duda que la PCR puede medir cuán "cargada" está una persona con el virus patógeno, el siguiente experimento debería llevarse a cabo (el cual todavía no se ha efectuado):

"Tomemos, por ejemplo, unos pocos cientos, o incluso mil personas, y extraigamos muestras de tejido de cada una de ellas. Debemos asegurarnos de que las personas que toman las muestras no realicen el test. Los que sí lo efectúen, nunca deben saber quienes son los pacientes, ni sus condiciones personales. Aplicarán los test PCR en las muestras de tejido. En cada caso, informarán sobre el virus detectado y su cantidad. Entonces, a modo de ejemplo, en los pacientes 29, 86, 199, 272, y 293 detectaron una gran cantidad de lo que afirman es un virus. Acto seguido, desvelamos las condiciones de esos pacientes. Deberían estar todos enfermos, ya que tienen una cantidad enorme de virus replicándose en su cuerpo. ¿Se encuentran realmente enfermos, o están frescos como una lechuga?"

Con la ayuda del ya mencionado abogado Viviane Fischer, finalmente conseguí comunicarme con Charité para que me respondieran a la pregunta de si el test desarrollado por Corman et al. --también llamado "el test PCR de Drosten"-- es un test cuantitativo.

Sin embargo, Charité rechazó responder a esa pregunta con un "sí".
En vez de eso, Charité escribió:

"Si se lleva a cabo un test RT-PCR a tiempo real, dicho test --según el conocimiento de Charité--, se limita a una detección cualitativa 
en la mayoría de casos".

Asimismo, el "test PCR de Drosten" utiliza el modelo E-gene de forma no específica como ensayo preliminar, mientras que el Instituto Pasteur usa ese mismo modelo como método de confirmación.

Según Corman et al., el modelo E-gene es propenso a detectar todos los virus asiáticos, mientras que los otros modelos en ambos test son supuestamente más específicos para detectar secuencias etiquetadas como "SARS-CoV-2".

Aparte del cuestionable propósito de tener un test que puede desempeñar una función preliminar o confirmatoria en la detección de virus asiáticos, a principios de abril la OMS cambió el algoritmo, recomendando que desde ese momento en adelante un test puede considerarse "positivo" aunque solamente el modelo E-gene (el cual es propenso a detectar todos los virus asiáticos!) de positivo.

Esto quiere decir que el resultado de un test inespecífico es oficialmente vendido como específico. 

El cambio de algoritmo incrementó el número de "casos". Los test que utilizaban el modelo E-gene son fabricados por Roche, TIB Molbiol y R-Biopharm.

6. Los Altos Valores de CT Invalidan aún más los Test

Otro problema central es que muchos test PCR son calibrados en base a un "ciclo de cuantificación" (CT) con un valor en torno a 35 ciclos, y algunos, incluyendo el "test PCR de Drosten", llegan hasta 45.

El valor CT especifica cuántos ciclos de replicación de ADN son necesarios para que se pueda detectar una señal en las muestras biológicas.

"Los valores CT mayores de 40 [ciclos] son sospechosos de rendir ineficazmente y no deberían ser tomados en cuenta", tal y como nos indican las pautas MIQE.

Las MIQE abogan por una "Información Mínima en las Publicaciones Experimentales Cuantitativas de PCR a Tiempo Real", un conjunto de directrices en donde se describe la mínima información requerida para evaluar las publicaciones de PCR a Tiempo Real, también llamada PCR cuantitativa o qPCR.

El propio inventor, Kary Mullis, concuerda al afirmar:

"Si alguien necesita más de 40 ciclos para amplificar una sola copia de un gen, hay algo en esa PCR que no funciona en absoluto".

Las directrices de las MIQE han sido desarrolladas bajo la supervisión de Stephen A. Bustin, Profesor de Medicina Molecular y renombrado experto en PCR cuantitativa, autor del libro "A-Z of Quantitative PCR" el cual ha sido apodado "la Biblia de la PCR cuantitativa (qPCR)".

En una entrevista reciente, Bustin señala que "el uso de un valor arbitrario en el CT no es idóneo, ya que si éste tiende a la baja, podría eliminar resultados válidos, mientras que si se mantiene alto incrementa el número de falsos 'positivos'."

Según él, un CT debería oscilar entre los 20 y los 30 ciclos. Un CT mayor de 35 ciclos es motivo de preocupación en cuanto a fiabilidad de resultados.

Si el valor CT es demasiado alto, es realmente difícil distinguir una auténtica señal de una adulterada, debido principalmente a reacciones en las bases o moléculas fluorescentes, existiendo de ese modo una mayor probabilidad de falsos positivos.

Más aún, entre otros factores que también pueden alterar el resultado, antes de comenzar con la PCR --en caso de que se intente detectar el presunto ARN de un virus como el de SARS-CoV-2-- el ARN debe ser convertido en ADN complementario (ADNc) con la enzima Transcriptasa Inversa --de ahí las siglas [en inglés] "RT" al principio de "PCR" o qPCR".

No obstante, este proceso transformativo es "ampliamente reconocido como ineficiente y variable", tal y como apunta Jessica Schwaber del Centro para Comercialización de Medicina Regenerativa en Toronto, y como también señalaron dos compañeros de investigación en un estudio de 2019.

Stephen A. Bustin reconoce igualmente los problemas que representa la PCR.

Por ejemplo, recalcó el problema que puede surgir durante el proceso de conversión (de ARN a ADNc). La cantidad de ADN obtenido con la misma base material de ARN puede variar considerablemente, incluso en un factor de 10.

Si consideramos que las secuencias de ADN se duplican en cada ciclo, la más mínima variación puede magnificarse, pudiendo de ese modo alterar el resultado y suprimir la fiabilidad del valor informativo del test.

¿Cómo pueden entonces algunos asegurar que los test PCR son sumamente significativos para el erróneamente llamado diagnóstico de COVID-19, y al mismo tiempo ignorar las más elementales deficiencias de dichos test --aún cuando son confrontados con preguntas referentes a su validez?

Ciertamente, los defensores de la hipótesis del nuevo coronavirus deberían haber reflexionado sobre estas cuestiones antes de lanzar al mercado estos test y encerrar al mundo entero bajo cuarentena, más que nada porque este tipo de interrogantes surgen inmediatamente en la mente de cualquier persona con un mínimo de comprensión científica.

Así pues, es inevitable pensar que los intereses del poder financiero y político juegan un papel decisivo en esta ignorancia que influye el correcto proceder científico. La OMS, por ejemplo, mantiene estrechos vínculos financieros con las farmacéuticas, tal y como informó la British Medical Journal en 2010.

Los expertos critican que "la absoluta corrupción y conflictos de interés dentro de la OMS han continuado, o incluso se han agravado" desde entonces. Los CDC, por mencionar otra gran institución, no se quedan cortos en absoluto.

Finalmente, las razones y posibles motivos permanecen en la esfera de la especulación, y posiblemente mucha gente involucrada actúe de buena fe. Sin embargo, la ciencia es clara: los números generados por estos test RT-PCR no justifican lo más mínimo amedrentar a la gente que ha dado "positivo", ni imponer confinamientos que hunden a un sinfín de personas en la pobreza, la desesperación, o incluso el suicidio.

Un test "positivo" también puede acarrear graves consecuencias a los pacientes, puesto que todos los factores no virales son excluidos del diagnóstico y los ingresados son tratados con fármacos altamente tóxicos e intubaciones invasivas. En personas mayores o pacientes con patologías previas, tales tratamientos pueden ser fatales, como ya destacamos en el articulo "Terapia Fatal".

Sin lugar a duda, los incrementados índices de mortalidad son causados por la terapia y las cuarentenas, mientras que las estadísticas de mortalidad por "COVID-19" abarcan también pacientes que fallecieron por diversas enfermedades, redefinidas como COVID-19 simplemente por el hecho de que dieron "positivo" en un test cuyo valor no podría ser más dudoso.

Link Artículo Original + Fuentes: https://off-guardian.org/2020/06/27/covid19-pcr-tests-are-scientifically-meaningless/




















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