Rastreando Contactos: Cuando una Noche de Juegos Clásicos se Convierte en Pesadilla

Rastreando Contactos

Patrick Wood 20 Mayo 2020


Cuando un inexperto ''rastreador de contactos'' que cobra 17$ la hora se presenta en la puerta de tu casa, ¿cómo reaccionarías? ¿Sería esa persona capaz de destruir tu vida en tan sólo unos minutos? Le invitamos a seguir esta saga de Henry Kron y su familia.

Henry Kron y su mujer Helen acababan de disfrutar una cena en familia con sus ya casi adolescentes hijas, Leanne y Elise. Henry se dirigió al armario para coger del estante superior el juego de mesa favorito de sus hijas. Les había prometido que sería una ''noche de juegos clásicos'' y ellas estaban encantadas.

La vida comenzaba a brillar de nuevo tras el largo y extendido confinamiento durante la pandemia global. El enclaustramiento le había costado a Henry su último trabajo, y encontrar uno nuevo era prácticamente imposible, habiendo otros 40 millones de estadounidenses sin empleo. De hecho, la falta de ingresos durante varios meses le impidió pagar los dos últimos plazos de la hipoteca. Se encontraban al filo de ser embargados. Su fondo de pensiones no era gran cosa, pero podría ser suficiente para salir del paso.

Finalmente, con mucho esfuerzo y un poco de suerte, Henry encontró de nuevo un buen trabajo. A pesar de que realizaría una fase de prueba durante 90 días, estaba decidido a desempeñar cualquier tarea con tal de conservar el puesto.

Justo en el momento de decidir quién lanzaría el dado e iniciar la partida, sonó el timbre. Henry se levantó para abrir la puerta, pensando ''¿quién quiere vernos a estas horas de la noche?'' Francamente, no esperaba a nadie en concreto.

Al abrir la puerta se encontró a un soldado, plantado enfrente suya con marcado e impoluto uniforme militar.

''Sr. Kron?'' preguntó

'Sí,'' respondió Henry, ''¿ocurre algo en la comunidad?''

''No, señor,'' contestó. ''Estoy aquí para realizar un test de coronavirus a usted y a su familia, debido a que recibimos un informe donde se notifica que usted ha estado en contacto con alguien que tenía el virus.''

''¿Cómo? ¿Quién era?'' Preguntó Henry.

''No se me permite proporcionar esa información, caballero'' contestó, ''Todos esos datos son privados y confidenciales.''

Henry se acordó inmediatamente del restaurante en el que estuvo con su mujer dos días atrás. Solicitaban a cada cliente rellenar un formulario con su nombre y dirección. Y así lo hicieron. La camarera les explicó que guardaba relación con las leyes de rastreo de contactos recién implantadas en su estado.

El soldado le aclaró que el test era obligatorio pero que no se les cobraría importe alguno. Solamente serían necesarios un par de minutos para tomar muestras de todos los allí presentes.

Henry accedió a regañadientes. No quedaba otra, verdad?

Tras firmar el acuerdo de conformidad (HIPAA) y la exención de responsabilidad, el soldado tomó una pequeña muestra de cada uno de ellos con el frotis bucal.

''Entregaré estas muestras al laboratorio para que sean procesadas esta noche y volveré personalmente mañana por la mañana con los resultados. Ah y.... Sr Kron, hasta que no tenga noticias de mí, permanezca en casa.''

Tras esta intrusión, la noche de juegos fue eclipsada por el miedo a ''y si...'' A nadie le apetecía reír después de lo ocurrido. Henry y Helen no pudieron conciliar el sueño durante la noche una vez que las niñas se fueron a dormir.

A la mañana siguiente, después del desayuno, sonó el teléfono.

''Henry Kron, dígame,'' respondió al tiempo que cogía el teléfono y sentía una punzada de temor en su estómago.

''Sr. Kron, siento comunicarle que su mujer Helen a dado positivo en el test de COVID-19 aunque no presente síntomas todavía, por lo tanto su familia deberá tomar ciertas medidas durante las próximas dos semanas.''

''¿Qué tipo de medidas?'' preguntó Henry.

''Mire, usted tendrá que aislarse en su hogar y evitar contacto con cualquier otra persona. Podremos ayudarle en todo lo que usted necesite, bien sean provisiones o medicamentos.''

''¿Quiere decir que mis hijas no pueden ir al colegio?''

''Afirmativo, señor, aunque solamente durante dos semanas. Les realizaremos otro test al final del periodo estipulado, simplemente para asegurarnos de que todos ustedes estarán en perfectas condiciones.''

Henry comenzó a sentir el frío del pánico. ¿Podían realmente hacerle esto?

''¡Espere!'' exclamó Henry, ''Si no voy a trabajar mañana, me despedirán de mi nuevo empleo, y si me despiden otra vez, perderé mi casa. Al fin y al cabo, he leído que sus tests para COVID-19 dan un alto porcentaje de falsos positivos. ¡No podéis hacerme esto!''

''Entiendo como se siente caballero, pero nuestras directrices en rastreo de contactos son muy concretas, y su cooperación es fundamental para que usted y todos nos mantengamos sanos y salvos.''

''Muy bien, puede meterse esto en la cabeza, soldadito,'' exclamó Henry un tanto acalorado, ''Voy a ir a trabajar y punto.''

''Caballero, no crea usted que es tan fácil. Necesitamos mantenernos en contacto con usted hasta que finalice el periodo de dos semanas, y si usted infringe las órdenes, recibirá una notificación que podrá costarle hasta 500$ el día. Además, si usted diera positivo en el test antes de finalizar dicho aislamiento, podría ser criminalmente acusado de propagar el coronavirus deliberadamente, lo cual significaría un año en prisión.''

''Ah, y... Sr. Kron? También necesitamos saber con quién ha estado en contacto usted y su familia durante los últimos siete días.''

El corazón de Henry se hundió en ese momento. Sabía que esas palabras significaban el final para él y su familia. Estaba acorralado. Había estado trabajando duro durante muchos años para llegar hasta donde estaba, pero esa estocada final acabó con todo en un instante.

Podía optar por una vivienda de bajo costo, pero la cola de solicitud era interminable debido al alto desempleo. Quizá deberían vender todo y empezar de nuevo en otra parte.

''Nos esperan más noches en vela,'' le dijo a Helen. Sus hijas no acababan de entender lo que estaba ocurriendo, pero sabían que sus padres estaban abatidos. Todos se abrazaron, temporalmente ajenos al COVID-19. Al menos se tenían los unos a los otros. De momento...
















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