La Decadencia Sexual en la República de Weimar (La Conquista Cultural de Alemania)

La Decadencia Sexual en la República de Weimar

Lasha Darkmoon (25/09/2013)


''La decadencia de los valores morales en todas las facetas de la vida - el periodo de mayor degradación en Alemania - justo coincidió con el auge del poder judío en Alemania.'' - Dr Friederich Karl Wiehe, Alemania y la Cuestión Judía [1].

Otto Dix, Metrópolis (1928).
Berlin en los días de apogeo de la República de Weimar:
Un infernal foso hedonista de depravación sexual.
   Ninguna fuente que trate la Cuestión Judía en Alemania puede considerarse completa sin haber mencionado el aluvión de inmoralidad sexual que inundó el país durante la República de Weimar (1919-1933), justo después de la Primera Guerra Mundial, coincidiendo también con el apogeo del poder judío. Todas y cada una de las mayores áreas de influencia en aquel entonces sucumbieron ante este grupo de poder.

   La Conquista Cultural de Alemania por parte de los Judíos

   Dr Karl Wiehe, en su Alemania y la Cuestión Judía, aborda el tema meticulosamente:

   Ya antes de 1933, los judíos habían tomado posesión de la industria cinematográfica con más fuerza incluso que el teatro, lo cual es comprensible, puesto que las ganancias de la industria cinematográfica eclipsaban las de cualquier otra actividad artística.

   No obstante, el paso más importante que conduciría al estilo de vida alemán en la dirección del declive cultural sería el llamado ''género del entretenimiento desenfadado'' (light entertainment genre), caracterizado - especialmente en la comedia musical y los espectáculos nocturnos - por una frivolidad y lascivia que mostrarían su faceta más grotesca. Tal fue el declive, que durante esos años Berlin fue correctamente considerada la ciudad más inmoral del mundo.

   Fueron los judíos quienes introdujeron esta forma de ''arte pornográfico'' en Alemania, un género degradante, completamente desconocido antes de la ''Gran Guerra''. Por lo tanto, son los judíos en general a quienes se les puede considerar responsables de esta decadencia moral.

   Los sexólogos judíos Ivan Bloch y Magnus Hirschfeld se convirtieron en la vanguardia de ''la investigación de la sexualidad/sexología'' - una falsa y camuflada ciencia que no era sino una mera excusa para introducir pornografía y propaganda diseñada para destruir el matrimonio y la santidad de la familia [2].

   Wiehe aporta los siguientes hechos:

   En 1931, más del 60% de las películas alemanas eran producidas por judíos, y el 82% de los guiones eran elaborados por escritores judíos, a pesar de que esta minoría conformaba menos de un 1% de la población (0.92%). Una ojeada rápida en los nombres de los directores, productores, escenógrafos, actores, guionistas y críticos, ''revela de forma abrumadora una contundente mayoría de judíos.''

Alexander Szekely, Burdel Alemán en Ghent
   Un simple vistazo a los títulos de estas películas, nos cuenta Wiehe, refleja lo único que los judíos tenían en mente: sexo. A continuación algunos de estos títulos: ''Moral und Sinnlichkeit'' (Moral y Sensualidad); ''Was Kostet Liebe?'' (¿Cuál es el Precio del Amor?); Wenn ein Weib den Weg verliert'' (Cuando una Mujer Pierde la Cabeza); ''Prostitution'' (Prostitución); ''Sündige Mutter'' (Mamá Pecaminosa); ''Das Buch des Lasters'' (El Libro de los Vicios).

   ''Los títulos sensacionalistas corresponden con el perverso contenido'' lamenta Wiehe. ''Todo gira en torno a lo indecente, y las más viles escenas de perversión sexual se representan descaradamente [3].''

   El ''light entertainment genre'', especialmente el burlesco y el erótico, fue una innovación judía. Los teatros, concentrados principalmente en grandes ciudades como Berlin, estaban controlados y dirigidos casi exclusivamente por judíos. Estos shows eran la excusa perfecta para poder excitar sexualmente al público, instrumentalizando el cuerpo femenino para poder representar bailes obscenos, que más tarde degenerarían en striptease y escenas de masturbación pública. ''En estos recintos'', apunta Wiehe indignado, ''el desinhibido impulso sexual desembocaba en repugnantes orgías. La vida era reducida a un común denominador de lujuria y satisfacción carnal. La castidad y la templanza eran objeto de burla, considerándolos prejuicios retrógrados.''

   Los judíos habían conseguido, en un breve espacio de catorce años, producir una crucial ''transmutación de los valores'' [4] en la República de Weimar. Los vicios del pasado se convirtieron en virtudes. El único vicio remanente en aquel entonces era el de la castidad.

   De nuevo, echar un simple vistazo a los títulos de estos espectáculos es más que suficiente: ''Zieh dich aus'' (Desnúdate); ''Tausend nackten Frauen'' (Mil Mujeres Desnudas); ''Die Sünden der Welt'' (Los Pecados del Mundo); ''Haüser der Liebe'' (Las Casas del Amor); ''Streng Verboten!'' (Terminantemente Prohibido!); ''Sündig und Süss'' (Dulce y Pecaminoso) [5].

   Por último, existía el vasto campo de la sexología: una nueva ciencia sostenida principalmente en dudosos ''casos reales'', pretendiendo dar a conocer los depravados hábitos sexuales de varios pacientes anónimos. Con el propósito de ofrecer un formato más académico y erudito a estas fantasías masturbatorias, - excitantes aventuras que podían incluir necrofilia, bestialidad y fetichismo - los detalles más estimulantes eran a menudo descritos en latín vulgar ''con la intención de excluir al lector novato'' [6]. Sin embargo, trascurrido un tiempo, el latín fue diligentemente traducido a lengua vernácula, beneficiándose así un público más amplio y apartando definitivamente ''el puritano latín del maestro.''

   Wiehe expone una larga lista de sexólogos judíos que, según afirma, eran los máximos responsables de escribir esos lujuriosos tratados, los cuales no eran más que pornografía disfrazada de ciencia. Dr Magnus Hirschfeld [7] y Ivan Bloch [8] eran los escritores punteros en este campo, siendo sus libros ávidamente leídos a día de hoy por un crédulo público hambriento por lo estrafalario, lo fetichista y lo perverso. Drs Ludwig Lewy-Lenz, Leo Schidrowitz, Franz Rabinowitsch, Georg Cohen, y Albert Eulenburg son algunos de los nombres que Wiehe menciona.

Otto Dix, El Salón, 1921. Prostitutas berlinesas a la espera
de los placeres nocturnos.
   A continuación, algunos de sus deprimentes títulos: ''Sittengeschichte des Lasters'' (La Historia de las Perversiones); ''Sittengeschichte des Schamlosigkeit'' (La Historia de la Desvergüenza); ''Bilderlexikon der Erotic'' (Diccionario Ilustrado del Erotismo); ''Sittengischichte des Geheime und Verbotene'' (La Historia de lo Secreto y lo Perverso). Seguidamente, algunos de los títulos publicados por el Instituto de Sexología del Dr Magnus Hirschfeld, Berlin [9]: Afrodisiacos, Prostitución, Catástrofes Sexuales, Patología Sexual, lo Perverso. Wiehe describe todos estos libros como ''sucias publicaciones de pseudo-científicos'', redactados por escritores judíos y publicados por editores judíos. Wiehe prosigue en tono acerbo:

   Estos libros supuestamente debían ser tratados científicos, siendo su propósito el de ''educar'' a las masas sobre los peligros de una sexualidad descontrolada. Sin embargo, bajo el disfraz de ciencia, se intenta jugar con los vicios y bajos instintos de los lectores, convirtiendo a criminales, prostitutas y homosexuales en el foco central de la obra. Uno acaba buscando en vano cualquier conocido ''sexólogo'' que no sea judío! [10]

   Wiehe señala que la masturbación, hasta la fecha considerada un vicio tabú, comenzó a ser descaradamente promovida por primera vez en la República de Weimar por organizaciones judías. Entre algunos nombres menciona a Dr Max Hodann, oficial médico judío en Berlin, al cual responsabiliza de hacer circular un folleto recomendando a la clase obrera masturbarse de forma habitual.
 

   Cabe destacar que, uno de los peores asesinos en serie del mundo, Peter Kürten, cometió todos sus crímenes en Alemania entre 1925-1930. Esto ocurrió, por descontado, en la época dorada de la República de Weimar, cuando los alemanes yacían completamente bajo dominación judía y en donde se llevó a cabo, por primera vez, un experimento con vistas a convertirse en una especie de Revolución Sexual de los sesenta.

   Curiosamente, cuando a Kürten se le preguntó cuál era el principal motivo que le llevó a asesinar, respondió: ''contraatacar a una sociedad opresiva''. En esa sociedad, el asesino en serie se convertiría en un icono popular, creando así un completo género sensacionalista de literatura sexual y criminal.


 
   [1] Dr Friedrich Karl Wiehe, Alemania y la Cuestión Judía (Deutschland und die Judenfrage). Publicado en 1938 por el Instituto para el Estudio de la Cuestión Judía, en Berlin. Este folleto, dividido en ocho apartados, consta de unas 23.500 palabras en traducción inglesa.

   [2] Wiehe, Ibid.

   [3] Wiehe, Ibid.

   [4] ''transmutación de los valores'' es un concepto filosófico de Friedrich Nietzsche.

   [5] Wiehe, Ibid.

   [6] Krafft-Ebing, Psychopathia Sexualis
 
   [7] Magnus Hirschfeld (1968-1935). Considerado como ''el Einstein del Sexo''. Primer defensor de los derechos de los homosexuales y transgénero y fundador del Instituto para la Sexualidad (Institut für Sexualwissenschaft).

   [8] Ivan Bloch (1872-1922). Al igual que Hirschfeld, el principal interés de Bloch era la perversión sexual. Autor de la obra ''Handbuch der gesamten Sexualwissenschaft in Einzeldarstellungen'' (Manual de Sexología Presentado en su Totalidad en Distintos Estudios). Bloch era ''experto'' en sadismo y ayudó a popularizar el trabajo de Marquis de Sade. Aparentemente fue él quien descubrió el manuscrito de Sade, 120 días de Sodomia, publicándolo bajo seudónimo en 1904 y aparentemente obteniendo los derechos de autor.

   [9] El Instituto para la Ciencia de la Sexualidad fue fundado en 1919 en Berlin, situado en una finca vacacional comprada por Hirschfeld, no muy lejos del edificio Reichstag. Albergaba una cantidad enorme de libros sexuales, la mayoría de ellos pornográficos, ofreciendo al público diversas recomendaciones sobre sus problemas sexuales (''consultas médicas''). El instituto, que alentaba ''visitas educacionales'' de niños en edad escolar, incluía un Museo del Sexo, repleto de imágenes pornográficas, dildos, aparatos masturbadores, y otras curiosidades de similar naturaleza. En 1933, después de que los Nazis tomaran el poder, el Instituto fue atacado y miles de estos libros pornográficos y artefactos eróticos fueron destruidos en ''la hoguera de las vanidades''. Este suceso fue posteriormente narrado por intereses judíos como una trágica perdida para la civilización, solamente comparable con la quema de la Gran Biblioteca de Alejandría en el año 640 d.C.

   [10] Wiehe, Ibid.

 
   Link del texto completo original: https://www.darkmoon.me/2013/the-sexual-decadence-of-weimar-germany/

 
 

 

   

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